TRES AVISOS DE BOMBA Y NINGÚN DESALOJO

Treinta y cuatro años después del atentado de Hipercor, sigue habiendo incógnitas sin resolver: ¿Se podría haber evitado? ¿Por que hubo tres avisos pero no se desalojó? Volvamos atrás en el tiempo para saber qué ocurrió.

¿Por qué la policía no desalojó el Hipercor si había tres avisos de bomba? ¿Se pudo haber evitado el atentado? ¿El Estado es responsable de lo ocurrido? Casi treinta y cuatro años después y tras varias investigaciones, las preguntas siguen rondando sobre las víctimas.

El atentado de Hipercor, efectuado por el Comando Barcelona de la banda terrorista de ETA el 19 de junio de 1987, es una de las mayores catástrofes que ha sufrido España, dejando 21 muertos y 45 heridos que quedarían marcados para siempre, tanto física como psicológicamente. Las familias de las víctimas y los supervivientes hablan de una “segunda muerte”, la del olvido institucional.

El centro comercial de Hipercor, situado en la avenida Meridiana, en Barcelona, vivía una jornada normal cuando recibieron una llamada alertando de una bomba. No fueron los únicos en recibir esta llamada, sino que la Guardia Urbana de Barcelona y el diario Avui, recibieron llamadas similares con el mismo aviso. Tras la notificación, el personal de seguridad del centro comercial procedió a inspeccionar las instalaciones del centro, pero no encontraron ningún artefacto explosivo, por lo que la policía creyó que se trataba de un falso aviso y se retiraron, continuando la jornada con normalidad.

El etarra Domingo Troitiño, condenado a 794 años de prisión, fue el que efectuó las llamadas proporcionando datos confusos sobre la hora de la detonación y la naturaleza de la bomba (no especificó que estaba dispuesta en un Ford Sierra). Sin embargo, a pesar de estos datos inconcretos, aseguró que el artefacto estallaría entre las 15:30 y las 15:40 aunque terminaría explotando a las 16:00 horas, aproximadamente, desde el parking del centro comercial.

La fuerza de la explosión provocó el desplazamiento de una losa de hormigón, y a través del orifico el fuego y el humo llegaron a la primera planta, provocando quemaduras y asfixias a más de una veintena de víctimas.

El 9 de octubre de 1989, dos años después, se produjo un juicio en el que Juli de Miquel, defensor de las víctimas, contó que “no era ningún problema desalojar el edificio” y que “la policía debería haber prohibido el acceso y procedido al desalojo”. Manuel Carracero, el jefe de guardia de los bomberos cuando ocurrió el atentado, relató en el juicio que “el desalojo no habría llevado más de 10 minutos”. Entonces, ¿por qué no se llevó a cabo? Tras esto, presentaron la primera reclamación contra el Estado por “incumplimiento de su deber de velar por la seguridad ciudadana”.

Cinco años después, el 5 de abril de 1994, el Tribunal Supremo les dio la razón. La sentencia admitía que las fuerzas de seguridad no adoptaron las medidas necesarias para evitar la masacre. Este ha sido el único atentado terrorista en España donde la justicia declaró al Estado como responsable civil.

Los avisos de bomba siguen siendo habituales. Sin ir más lejos, el 23 de septiembre del 2020 se desalojó la Torre Eiffel tras una llamada telefónica que alertaba de una bomba terrorista; o el 25 de diciembre de ese mismo año, en la ciudad estadounidense de Nashville, una casa rodante iba con una grabación avisando de que una bomba iba a explotar en 15 minutos. Tras una llamada, la policía desalojó el barrio antes de la explosión.

En estos dos últimos casos, tras llamadas que se efectuaron igual que en el atentado de Hipercor, las fuerzas de seguridad siguieron el protocolo y desalojaron los escenarios en cuestión para velar por la seguridad de todos los presentes. Sin embargo, en el atentado de ETA seguirá habiendo una gran sombra sobre el procedimiento de actuación que se llevó a cabo.

¿Se podría haber evitado? Robert Manrique, superviviente, aclara que “los culpables son los terroristas, pero la policía podría haber evitado la masacre”.