OJOS QUE NO VEN, CORAZÓN QUE NO SIENTE
- adrianalapluma
- 23 abr 2021
- 3 Min. de lectura
La trata de mujeres y la explotación sexual es una forma clara de esclavitud moderna que se encuentra delante de nuestros ojos. Mujeres que son vendidas y maltratas en nuestras calles, en nuestro pais. Miles de sueños rotos. Miles de infancias perdidas.

"Ojos que no ven, corazón que no siente" es la frase que puede definir a la sociedad en la que nos encontramos. Una sociedad que cierra los ojos ante las injusticias y eso ocasiona que no pueda sentir, que no pueda actuar frente a ellas, que se olviden de ellas. Es el caso de la prostitución, la trata, la explotación sexual dirigida a las mujeres.
España es uno de los principales destinos para la trata de mujeres provenientes de todos los lugares del mundo, principalmente de Europa de Este, Latinoamérica y Nigeria, jóvenes entre 18 y 25 años que ven frustrados sus sueños y sus futuros para ser explotadas. En nuestro país, miles de mujeres están siendo víctimas de explotación sexual y de trata en estos momentos. Mujeres y niñas que son reclutadas en sus países y ciudades de origen, las engañan y las prometen un futuro mejor en España con un trabajo y una vivienda digna, y cuando llegan aquí se dan de bruces con la oscura realidad: esa realidad que todos nosotros omitimos, la realidad de la esclavitud, de la explotación para fines sexuales. Las víctimas son condenadas a saldar deudas desorbitadas, que la mayoría de veces se debe a lo que tienen que pagar por el viaje y la ayuda que han recibido, a través de la explotación sexual.
Su captación se consigue por la necesidad de las mujeres, la pobreza y su escaso nivel de formación, siendo vendidas, torturadas, golpeadas, marcadas, humilladas y coaccionadas de todas las maneras posibles para evitar su resistencia y evitar que esto salga a la luz. Mujeres esclavas que son estafadas, controladas y violadas ante nuestros ojos.
Es difícil estimar el número de mujeres que sufren la trata debido a la escasez de denuncias por el miedo y las amenazas, aunque aproximadamente 40 millones de mujeres son prostituidas en todo el mundo y en España se estima que el número ronda las 14.000, de las cuales, el 99% son víctimas de trata, de explotación sexual, de violaciones sistemáticas y permitidas en prostíbulos, clubs de alterne, polígonos o chalets clandestinos, a plena luz del día y en numerosas ciudades. Esto no consiste en opinar sobre una realidad, sino en cambiarla.
Otro de los problemas de la trata es la escasa información y formación que tienen las autoridades para hacer frente a ello y poner una solución; además de la integración de las víctimas en nuestra sociedad por la falta de recursos, el bajo nivel educativo y del idioma, así como la pérdida de la dignidad por culpa de la trata y las condiciones infrahumanas a las que están sometidas. Esto hace que no se encuentre una solución concreta y efímera debido a la complejidad del problema.
Desde tiempos inmemoriales las mujeres han sido y son tratadas como objetos de consumo, como objetos que solo sirven para satisfacer los deseos de un sistema patriarcal que oprime e invisibiliza a las mujeres y sus acciones. Mujeres que han sido delegadas a un segundo plano, que han sido calladas, amenazadas y tratadas como musas humanas, como herramientas que no se respetaban ni admiraban, sino que se las disfrutaba. Siendo tratadas simplemente como inspiración, como objetos y herramientas utilizadas para el fin personal del hombre y sacar provecho de ellas.
Estamos hablando de esclavitud, de que la alegalidad sostiene la trata y el silencio la mantiene a través de la pasividad de la sociedad ante la violencia socialmente aceptada hacia las mujeres. De que mujeres como tú, como yo, como tu hermana, tu amiga o una conocida, son víctimas de violaciones, de abusos, de maltrato, de chistes y comentarios machistas, de desigualdad, de miradas obscenas, de discriminación. Pero todas ellas deberían ser mujeres valientes y no sumisas, mujeres guerreras, luchadoras. Aunque aún queda mucho camino que recorrer en esta lucha.
Comentarios